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Una pandemia que atenta contra el lazo social

Por Ramiro Brunand (*)

 

Aumento de demanda. De esa manera se intenta explicar la situación actual de la salud mental a nivel local, y principalmente de los recursos destinados a abordarla. Hay “aumento de demanda”.

 

Los datos estadísticos requieren lectura, al menos desde una posición de escucha que se preocupa no solo por las consecuencias visibles, sino también por el origen.

 

Hay más demanda, el punto es de qué. Y puedo aventurarme a hipotetizar que lo que se demanda es lazo social.

 

Un espacio para hablar, una terapia, un análisis, “alguien que me explique por qué me siento así”. Se pide la presencia de un otro (otro, otra, otre), que dé lugar a la palabra, que escuche la anécdota, que responda desde alguna posición frente a aquello que le es contado.

 

Actualmente está plagado de corrientes “terapéuticas” que establecen el imperativo de “aceptar” todo y “soltar”, así como si se tratara de una receta de pasos simples. Soluciones de pocas palabras (aunque bastante llamativas), obligación de sentirse bien.

 

Y de repente, sin aviso y como un viento que arrasa con todo, viene una pandemia mundial de proporciones desconocidas y nos muestra que, efectivamente, el otro es indispensable.

 

No poder dormir, no saber en qué día se vive, sentir angustia, entrar en crisis, la soledad… Presentaciones que se acrecientan cuando la ausencia del lazo social se hace más profunda.

 

No contar con el otro de las referencias temporales, el otro de los espacios que recorremos, el otro de nuestros momentos recreativos, el otro de las cosas que nos gustan hacer. Ese otro que forma parte del lugar que ocupamos en el mundo.

 

¿Cómo no leer el incremento de la demanda en salud mental, si no es desde un llamado a ese otro con el que necesitamos enlazarnos? ¿Cómo no pensar el lugar de los profesionales de la salud, y de todo el personal que complementa ese trabajo, como un espacio en el que algo de ese lazo social puede sostenerse, más aún en tiempos de crisis, en tiempos en los que aislarse del otro parece ser una indicación para estar bien?

 

Se me ocurre pensar, en soledad, desde el aislamiento, qué se puede aportar.

 

Porque respuestas sobran. Por todos lados.

 

Tal vez haya que considerar la posibilidad de que es necesario establecer alguna pregunta.

 

(*) Psicólogo y escritor.